Carta a un nuevo montañista
Como un amante de la naturaleza y de explorar y subir montañas tengo que decir que esta carta expresa muy bien todo aquello que llegué a sentir la primera vez que hice un ascenso, y la verdad es algo que me habría encantado leer antes de hacerlo pero descubrirlo por mí mismo fue una gran experiencia.
Si aún no has tenido la oportunidad de ir a una montaña te invitamos a qué te animes y que leas esta carta que seguramente te motivará a hacerlo.
"¡Vámonos!
a la montaña!No te prometo que podrás cazar pokemones, pero si alzas la mirada te prometo que verás volar en libertad águilas, golondrinas y palomas; encima de los árboles ardillas y tejones saltando entre ramas; chapulines, escarabajo y gusanos bajo los arbustos; si te quitas los audífonos oirás en el infinito de la naturaleza las cuatrocientas voces de los Cenzontles y si caminamos de noche ten por seguro que el ulular de los búhos, el graznido de los cuervos y el aullido de los coyotes entre la espesa montaña te mantendrán más expectante que el más raro pokemón que haya por "cazar".
No te prometo acceso a internet para comunicación con amigos virtuales, pero si un largo recorrido con personas reales que quizá no tengan ni facebook pero con el tiempo y varias montañas, tal vez se vuelvan tus amigos de aventuras para toda la vida.
No te prometo grandezas, porqué en la naturaleza puedes quedar sorprendido ante el correr del agua de un pequeño arroyo, ante la gota caer de un arbusto después de un frío amanecer o asustarte con una araña de apenas un centímetro que esté a un lado de tú cara cuando te tires de cansancio bajo un árbol; En la naturaleza no hacen falta grandes cascadas ni animales feroces para que quedes sorprendido.
No te prometo whatsapp, pero si te aseguro que estarás con personas que te mirarán a los ojos y no tendrán su mirada clavada en un celular; con personas que te escucharán y oirás sus gritos de apoyo cuando sientas que tus pasos ya no pueden dar uno más.
No tendrás youtube, pero si te auguro que no hay tecnología que tenga más alta definición que la naturaleza donde podrás ver, oír, tocar, sentir, oler y vivir los paisajes más hermosos que ningún documental te podrá contar.
No tendrás Netflix, pero te apuesto que la mejor película que podrás disfrutar en la vida, será aquella donde vivas en carne propia una aventura. Te puedo decir que ni las mejores salas de cine 4D te dan esa sensación de placer y sufrimiento que vivirás a mitad de la montaña, ni ese dolor muscular al día siguiente.
No habrá plazas comerciales donde puedas obtener todo lo que el dinero puede comprar, pero si encontrarás una satisfacción que te durará más que todos los cafés del starbucks que en tu vida puedas tomar, pero que no te costará más que abrir los ojos y la imaginación.
No te prometo iTunes ni spotify, pero al estar sentado sobre una roca mirando en el horizonte las nubes entre las verdes montañas, sentirás que el sólo del viento ante ese silencio subliminal será uno de los perfomance más cautivadores que vas a escuchar justo antes de oír ese concierto de sonidos provocados por el cauce de los ríos, el azote de los árboles, el flirteo de los pájaros y el estruendo de una tormenta por venir.
No te prometo comodidad, pero te aseguro que subir y bajar una montaña te cambia la perspectiva de la vida y esa sonrisa que se dibujará en tus labios su alegría llegará hasta tu corazón; contrario a estar acostado por horas en un sofá, donde al levantarte te sacudirás el cabello, te rascarás la nalga y sentirás el mismo aborrecimiento de siempre.
No te prometo encontrar tesoros, pero si puedo alertarte que en algún momento de alguna aventura cuando no tengas más agua en tu cantimplora ni comida en la mochila, te darás cuenta que los billetes y las monedas que cargues en la bolsa izquierda de tu pantalón no se pueden comer ni beber.
No te prometo platillos exquisitos, pero quizás después de caminar durante varias horas con una enorme mochila sobre tu espalda, tu mente te vacile y te hará sentir que un trago de agua sabe mejor que cualquier cerveza y una mordida a tu sandwich de jamón te sabrá más delicioso que cualquier platillo gourmet.
No te prometo una aventura placentera, pues cuando ya no aguantes el calor quizá el sol se encapriche en acompañarnos gustosamente en todo el camino sin cesar su emoción y cuando creas que el viento sopla muy fuerte no esperes algo mejor que una fuerte lluvia puede caer o quizá cuando sientas que el frío de la noche es inconsolable, entonces el sol del amanecer puede parecerte que tarda una eternidad en llegar.
No te prometo las mejores fotos, pero esa foto chueca, mal encuadrada hasta desenfocada que te tomó un caminante cansado quizá pueda ser una de tus fotos favoritas, pues reflejará un verdadero momento de felicidad, un momento que no podrás reproducir en las selfies que te tomes frente al reflejo de un espejo.
No te prometo tranquilidad, pues tú mente a cada paso se volverá un torbellino de ideas, emociones, sentimientos, percepciones y analogías, que pondrás en contraparte la vida consumista que quizá hayas tenido entre paisajes urbanos de acero y concreto con la simplicidad de la existencia al caminar por una naturaleza que no exige nada mas que dar siempre un paso adelante.
No te prometo siempre risas, pues quizá haya una situación donde descubras lo que es el pánico, un momento donde una lágrima será la expresión del desconocimiento de lo nuevo, la alerta de los sentidos ante el peligro, un sentimiento que te hará preguntarte que estás haciendo allí y quisieras regresar a los tres años de edad cuando tu madre te cobijaba, pero cuando vuelvas a la realidad verás que no es así y tu mismo tendrás que enfrentarte a ese temor y vencerlo.
No te prometo un camino fácil, ni siquiera una ruta conocida, quizá hasta nos perdamos en la montaña, pero puedo decirte que aunque conozcas las calles de tu ciudad como la palma de tu mano a veces las caminas sin saber quien eres, pero si un día nos perdemos en la montaña ten por seguro que te encontrarás a ti mismo, descubrirás lo que eres capaz y te volverás mucho más fuerte de espíritu, lo que nunca lograrás ni caminando cientos de kilómetros entre asfalto y concreto.
No te prometo hablar mucho, pero entenderé tu silencio cuando llegues a la cumbre, cuando el viento te dé de frente, cuando mires el horizonte de montañas, nubes e historias infinitas bajo tus ojos y ninguna palabra pueda expresar todo lo que hace latir a tu corazón, ahí me alegraré de escribirte esta carta pues sabré que no necesitaba prometerte pokemones para que te animarás a desconectarte de internet, apagar la tele, levantarte del cómodo sofá y salir a contemplar el mundo real.
No te prometo nada, solo que vamos a caminar mucho y quizá ese día mientras tus piernas ya no puedan más y hasta desearás ya no volver a la montaña, pero eso si te aseguro que a los días siguientes me enviarás un mensaje donde me preguntarás cuando será la siguiente aventura.."
Foto y texto: Phylevn
